surrealismo

Surrealismo

Como consecuencia de los procesos políticos y sociales que marcaron la historia de la humanidad durante el siglo XX, surgieron diversos movimientos artísticos y literarios, representados en obras de importante valor con contenidos o mensajes emblemáticos que identificaron las luchas de aquella época.

En consonancia con esas corrientes, nació el surrealismo, el cual puede definirse como un movimiento artístico y literario que surgió en Francia después de la Primera Guerra Mundial, que se inspira en las teorías psicoanalíticas que intentan reflejar el funcionamiento del subconsciente, pero dejando a un lado el control racional.

El término proviene del francés: surréalisme; sur (‘sobre o por encima’) más réalisme (‘realismo’). El mismo se le atribuyó en 1917 al escritor francés Guillaume Apollinaire.

El objetivo surrealista y sus medios se remontan a siglos antes del nacimiento del movimiento, no obstante fue en el siglo XX cuando surgiría esta vanguardia filosófica y artística que retomaría diversos elementos los desarrolló luego como nunca antes se había hecho.

Primeros pasos

1916 se recuerda como la primera fecha histórica del movimiento, año en que el precursor, líder y gran pensador del movimiento, André Breton, descubre las teorías de Sigmund Freud y Alfred Jarry, además de unirse a Guillaume Apollinaire y Jacques Vache.

Luego en los siguientes años se da un confuso encuentro con el Dadaísmo, en el cual se decantan las ideas de ambos movimientos, uno inclinado hacia la destrucción nihilista (dadá) y el otro a la construcción romántica (surrealismo).

En 1924, Breton escribe el primer Manifiesto Surrealista, en el que incluye lo siguiente: Surrealismo: «sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento…».

Breton expone la psicología surrealista en la pintura, en 1928, destacando que el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella.

Al servicio de la revolución

A partir de 1925, a raíz del estallido de la guerra de Marruecos, aparece el periódico El Surrealismo al servicio de la Revolución, en cuyo primer número Louis Aragón, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Paul Éluard, Max Ernst, Yves Tanguy y Tristan Tzara, entre otros, se declaran partidarios de Breton.

Aunque no compartían la decisión política tomada por Breton, Jean Arp y Joan Miró continuaban participando con interés en las exposiciones surrealistas. Al poco tiempo se incorporaron René Magritte (1930), André Masson (1931), Giacometti y Brauner en 1933 y también Roberto Mattay Wilfredo Lam.

Es de resaltar que el movimiento surrealista se hizo internacional dando origen a grupos en los Estados Unidos, Dinamarca, Londres, Checoslovaquia y Japón.

Breton publicó en 1929 el Segundo Manifiesto Surrealista, en el que condena a los artistas André Masson y Francis Picabia, entre otros intelectuales. En 1936 expulsa a Dalí por sus tendencias fascistas y a Paul Eluard.

Cabe recordar que en 1938 Breton firma en México junto con León Trotski y Diego Rivera el Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente.

Técnicas surrealistas

El surrealismo tomó del dadaísmo algunas técnicas de fotografía y cinematografía así como la elaboración de objetos.

Otra de las actividades creadas por el surrealismo fue la llamada “cadáver exquisito”, en la cual varios artistas dibujaban las partes de una figura o de un texto sin ver lo que el anterior había hecho pasándose el papel doblado.

En el campo literario, el surrealismo supuso la aportación de nuevas técnicas de composición y una gran revolución en el lenguaje. Igualmente, buscó en los sueños y la sexualidad, así como en lo social, la rehumanización de la lírica.

Desde el punto de vista del léxico el lenguaje también se renovó, dando paso a campos semánticos nuevos y la retórica se enriqueció con nuevos elementos expresivos.

Pintura surrealista

Masson adoptó enseguida las técnicas del automatismo, hacia 1923-1924, poco después de conocer a Breton. Por su parte Dalí utilizaba más la fijación de imágenes tomadas de los sueños.

Entretanto, Oscar Domínguez inventó la decalcomanía y el frottage, mientras que Miró fue por su automatismo psíquico el más surrealista para Breton. Su surrealismo se desenvuelve entre las primeras obras donde explora sus sueños y fantasías infantiles.

Por su parte, Jean Arp combina las técnicas de automatismo y las oníricas en la obra, desarrollando una iconografía de formas que se denominó escultura biomórfica.

René Magritte dotó al surrealismo de una carga conceptual basada en el juego de imágenes ambiguas, y Paul Delvaux con un espeso erotismo en sus obras basado en el carácter de extrañamiento en los espacios.

Apogeo y decadencia

En 1938 marcó el apogeo de este movimiento antes de la guerra, con la Exposición Internacional del Surrealismo que se llevó a cabo en París. Participaron Marcel Duchamp, Arp, Salvador Dalí, André Masson, Oscar Domínguez, Man Ray y Meret Oppenheim.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, los surrealistas se dispersaron, algunos de ellos abandonaron París y se trasladan a los Estados Unidos, donde siembran el germen de los futuros movimientos americanos de posguerra, el expresionismo abstracto y el arte pop.

En España

En España, el surrealismo apareció en los años veinte. El surrealismo español lo componen además de Joan Miró y Salvador Dalí, Maruja Mallo, Gregorio Prieto, José Moreno Villa, Benjamín Palencia y José Caballero, y los neocubistas Alberto Sánchez y Angel Ferrant.

En las Islas Canarias emergió un importante núcleo surrealista, agrupado en torno a la Gaceta de Arte de Eduardo Westerdahl, con pintores de la talla de Oscar Domínguez o el propio Westerdahl y un grupo de poetas que invitaron a André Bretón a venir en 1935.

En Latinoamérica se consideran surrealistas, además de los ya citados Matta y Lom, a Remedios Varó y Leonora Carrington.

Literatura hispánica

El surrealismo fue seguido con interés por los intelectuales españoles de los años 30. Existía el precedente de Ramón Gómez de la Serna y José María Hinojosa, autor de La flor de California (1928), libro pionero de prosas oníricas y narrativas.

También varios poetas de la generación del 27 se interesaron por el surrealismo, siendo ellos Rafael Alberti, Federico García Lorca y Luis Cernuda. De igual forma, Miguel Hernández vivió una efímera etapa surrealista, así como Juan Eduardo Cirlot.

En Hispanoamérica el surrealismo contó con la adhesión entusiasta de poetas como el chileno Braulio Arenas y los peruanos César Moro, Emilio Adolfo Westphalen y Xavier Abril.

Además influyo de manera determinante en las obras de figuras como Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y César Vallejo. En Argentina, pese al desdén de Jorge Luis Borges, el surrealismo sedujo aún al joven Julio Cortázar y produjo un fruto tardío en la obra de Alejandra Pizarnik.

Artes plásticas

Aunque al principio el surrealismo fue un movimiento eminentemente literario, produjo después grandes resultados en las artes plásticas, basado en el concepto fundamental y el automatismo, que más tarde lo recogerían escultores y pintores.

En 1925 se celebró la primera exposición surrealista en la Galerie Pierre de París, en la que además de Jean Arp, Giorgio di Chirico y Max Ernst, participaron artistas como André Masson, Picasso, Man Ray, Pierre Roy, Paul Klee y Joan Miró. Se sumaron luego Yves Tanguy, René Magritte, Salvador Dalí y Alberto Giacometti.

Pinturas surrealistas

Con la rebelión del surrealismo, es significativo que la revista «La révolution surréaliste» pase a llamarse, desde 1930, «Le surréalisme au service de la révolution», por lo cual el movimiento se extendió más allá de las fronteras francesas, lo que luego llevó a la celebración en París de la Exposición Surrealista Internacional en 1938.

La obra de Max Ernst fue una de las que influyó particularmente en un epígono tardío del surrealismo en Alemania con Stefan von Reiswitz. Pablo Alonso Herraiz es otro autor que se aproxima en ocasiones al surrealismo, sin descartar por supuesto la obra de uno de sus máximos exponentes como lo fue Breton.

Medios audiovisuales

En relación a la vertiente cinematográfica, el surrealismo dio lugar a magníficas obras, como La estrella de mar (1928), de M. Ray, o La concha y el clérigo (1926), de G. Dulac.

En colaboración con Dalí, Luis Buñuel realizó las obras más revolucionarias: Un perro andaluz, Un chien andalou (1928) y la edad de oro, L’âge d’or (1930).

Alfred Hitchcock y Salvador Dalí colaboraron cuando el primero encargó al artista catalán parte de la escenografía de «Recuerda» (Spellbound). También mostraron la influencia del surrealismo, los cineastas contemporáneos David Lynch, Jean-Pierre Jeunet, Julio Medem o Carlos Atanes, entre otros.