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Simbolismo
Durante diferentes épocas la literatura ha tenido diferentes corrientes, además de autores que han contribuido a su crecimiento y evolución con obras increíbles, a través de libros, poemas, ensayos, novelas y otras importantes formas de expresión, las cuales en la actualidad son de gran interés incluso en la formación del estudiante.
Entre estas corrientes se encuentra el simbolismo, que se define como uno de los movimientos literarios más importantes de finales del siglo XIX, el cual se originó en Francia y Bélgica.
A juicio de Jean Moréas en su manifiesto literario publicado en 1886, definió este nuevo estilo como «enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad y la descripción objetiva».
En tal sentido, para los simbolistas, el poeta debe trazar las correspondencias ocultas que unen los objetos sensibles en un mundo misterioso que aún está por descifrarse. El movimiento tiene sus orígenes en el libro emblema del escritor francés Charles Baudelaire, Las flores del mal.
El escritor Edgar Allan Poe, quien influyó decisivamente en el movimiento, le proporcionó la mayoría de imágenes y figuras literarias que utilizaría. También resaltan la estética del simbolismo desarrollada por Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine en la década de 1870.
Sus autores no se basan en la razón absoluta para crear su arte, ya que algunos de ellos son considerados místicos, así como también se opusieron firmemente al realismo, valiéndose mucho de la imaginación.
Precursores
El simbolismo fue en sus comienzos una reacción literaria que se oponía al naturalismo y el realismo, ya que estos movimientos provocaron un fuerte rechazo en la entonces juventud parisina.
El poeta francés Charles Baudelaire fue el primer escritor en reaccionar, y fue considerado como el padre de la lírica moderna que dio pie a movimientos como el parnasianismo, el decadentismo, el modernismo y el simbolismo.
En sus obras destacan «Las flores del mal», «Los paraísos artificiales» y «Los pequeños poemas en prosa», las cuales tuvieron una tendencia tan renovadora que algunas fueron prohibidas por considerarse oscuras e inmorales.
Los franceses Arthur Rimbaud y Paul Verlaine fueron otros dos precursores del simbolismo. Ambos poetas fueron decisivos para el arranque en forma del movimiento.
El más influyente fue Rimbaud, que contaba apenas con 17 años, e hizo énfasis en la alquimia del verbo en la que trataba de convertirse en vidente mediante el desarreglo de los sentidos. Junto a Verlaine, se sumió en una ola de excesos. Sus obras más representativas fueron «Iluminaciones» y «Una temporada en el infierno».
El libro «Los poetas malditos» se convirtió en el más influyente escrito por Verlaine dentro del simbolismo, dado que mediante su crítica literaria mostraba la verdadera esencia del movimiento y de otros autores.
Posteriormente Verlaine pasó a convertirse en el líder del decadentismo, mientras que Stéphane Mallarmé pasó a ser la figura más representativa del simbolismo, especialmente cuando publicó su libro «Una tirada de dados jamás abolirá el azar».
Estilo
La poesía simbolista se encuentra impregnada de misterio y misticismo, debido a que posee intenciones metafísicas e intenta utilizar el lenguaje literario como instrumento cognoscitivo. En su momento, fue considerado por algunos como el lado oscuro del romanticismo.
A la vez concentraba sus esfuerzos en hallar una musicalidad perfecta en sus rimas, dejando a un segundo plano la belleza del verso. Intentaba a la vez encontrar las secretas afinidades entre el mundo sensible y el espiritual y la teoría de las «correspondencias«, denominadas así por Charles Baudelaire.
Manifiesto
Los simbolistas escribieron con un estilo altamente metafórico y sugestivo. Publicado por Jean Moréas, el manifiesto simbolista definía este movimiento como enemigo de la enseñanza, la falsa sensibilidad, la declamación, etc. indicando que su objetivo estaba en expresar el ideal.
En este arte, la naturaleza, las acciones del ser humano y del resto de fenómenos existentes se convertirían en plataformas sensibles destinadas a mostrar, como ideales esenciales, sus afinidades esotéricas.
Prosa y teatro
Es importante señalar que el simbolismo tuvo una repercusión menor en la narrativa y el teatro, en contraste con la importancia que tuvo en la poesía. No obstante, surgieron novelas como ‘A contrapelo’, de Joris-Karl Huysmans, que abordaba temas relacionados con la estética simbolista.
Al mismo tiempo, Oscar Wilde imitó esta novela en algunos pasajes de su trabajo El retrato de Dorian Gray. Cuentos crueles de Villiers de L’Isle-Adam también destaca como otra obra importante en la prosa simbolista.
Sobre el teatro, el énfasis en la vida de fantasías que promovían los simbolistas complicó la aceptación por parte de críticos y corrientes contemporáneas. Sin embargo, la obra teatral más influenciada por el simbolismo fue Axël, también del autor Villiers de L’Isle-Adam.
Los más representativos
En relación a los hombres más representativos del simbolismo fueron: Charles Baudelaire (1821-1867), Conde de Lautréamont (1846-1870), Stéphane Mallarmé (1842-1898), Jean Moréas (1856-1910), Germain Nouveau (1851-1920), Arthur Rimbaud (1854-1891).
Igualmente Albert Samain (1858-1900), Paul Valéry (1871-1945), Paul Verlaine (1844-1896), Villiers de L’Isle-Adam (1838-1889) y Marceline Desbordes Valmore.
Literatura hispana
Por otra parte, con algunos importantes antecedentes como Gustavo Adolfo Bécquer y Salvador Rueda, el simbolismo literario hispano se convirtió en un movimiento más general conocido como modernismo, que comenzó propiamente en Hispanoamérica.
El simbolismo está representado en los cubanos Julián del Casal y José Martí, José Asunción Silva (Colombia), en el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y otros autores posrománticos como Leopoldo Lugones, Guillermo Valencia, Rubén Darío, entre otros.
En cuanto a España, fueron sus precursores Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Francisco Villaespesa y Ramón Pérez de Ayala, siendo estos los más importantes.
Otras artes
Paralelamente, se desarrolló una nueva concepción sobre la función y objeto de la pintura, en virtud de que la preocupación del impresionismo por la pintura al aire libre contrariaba al academicismo oficial y los intentos de construcción científica del puntillismo.
Gracias a los sueños de Freud, el simbolismo reacciona contra los valores del materialismo y del pragmatismo de la sociedad industrial, reivindicando la verdad universal y la búsqueda interior como un medio de expresión de la realidad.
Debido a que su estilo no pudo desarrollarse en algo unitario, es difícil definir de forma general al simbolismo, por lo que se considera más bien como un conglomerado de encuentros pictóricos individuales.
En suma, en otras artes el simbolismo requirió de un idioma pictórico abstracto. En ese sentido, los pintores hicieron uso de formas lineales y ornamentales para la composición o creación del cuadro antinaturalista.
Son estos elementos abstractos y acentuados, los que hicieron del simbolismo el precursor del tan cercano modernismo. Por ello, para Gustave Moreau existe una visión particular sobre el amor, la belleza y la muerte.
Entre tanto, Odilon Redon concentra sus esfuerzos hacia la representación o descripción de las ideas, de forma tal que su obra se iría perfilando a lo que más tarde se convertiría en la estética surrealista.